PRESENTACIÓN LIBRO MARGARITA
El patio
encantado
Es
primavera, y en primavera retoñan las
flores y la brisa fresca lo acaricia todo. También reverdecen en la conciencia de los adultos aquellos recuerdos de una
niñez forjada sobre los cimientos de lúdicas experiencias, matizadas por
cuentos, cantinelas, representaciones y, sobre todo, muchos juegos que
pervivirán por siempre.
Y
en esta primavera de 2014 ha surgido una hermosa novela, en el siempre
florecido jardín de mi buena amiga
Margarita Luciano. Lleva el más
sugerente de todos los títulos: El patio
encantado, cuya lectura ha despertado en mí, además de los recuerdos de la
infancia, las letras de una canción de Alberto
Cortez, que dice:
En el patio hace mucho se gozaba la infancia
con un aire a domingo, con un aire de fiesta
niñerías y juegos de poquita importancia
estrenaban la vida bajo el sol de la siesta.
Porque
no hay mejor lugar para estimular la creatividad infantil ─y su hermana gemela, la imaginación─ que un patio grande, donde con la
cómplice custodia de una tía Dilia, se puedan echar a andar estas dos fuerzas
poderosas. El patio es el lugar de
convergencia de muchos géneros
literarios, disfrazados de ingenuos, inocentes y divertidos juegos.
Pero
en la edad de los juegos, lo más importante es la posibilidad de que los
infantes disfruten, se ejerciten, liberen endorfinas, que son las llamadas hormonas
de la felicidad, aprendan a compartir, a respetar a los demás, y sobre
todo, a resolver conflictos entre ellos,
ejercicio que los conducirá al establecimiento de correctas relaciones con los
demás, porque, continúa diciéndonos Alberto Cortez:
Los rincones del patio eran la fantasía
nos prestaban paisajes y lugares remotos
y nos daban refugios donde siempre vivían
los eternos juguetes manoseados y rotos.
Estos
juegos, hábilmente recreados por Margarita, permiten que los niños ejerciten los órganos que
intervienen en la expresión lingüística porque todos ellos exigen una buena dicción:
Montado en su
caballito
sin bridas y
sin estribo
va un jinete
soñando
en recorrer los
caminos.
Arre que
te arre
taca, tacatá
dice el
jinetito
con voz musical.
Los
juegos infantiles permiten por encima de todo que se cumpla la función básica
de la literatura, que es la diversión, en
este caso en su versión oral, mediante composiciones cuyo recurso básico en algunos tipos es el sin
sentido:
Ambos a dos
matarile rile rile
Ambos a dos
matarile, rile ron, o:
El baile de la
caraqueña
es un baile muy
disimulado
que poniendo la
rodilla en el suelo
todo el mundo
se queda admirado…
Y quizás una de las mayores bondades de estos
juegos es precisamente el poder de enseñar
sin caer en el llamado utilitarismo, ─que consiste en usar la literatura
para fines que no le son propios─ ni en el
didactismo forzado. Esto es así porque, teniendo como marco la rima y el ritmo,
propios del ámbito del hemisferio cerebral derecho, los infantes aprenden, a contar y a memorizar a temprana edad:
Uva, pera,
manzana y arroz
¿a los cuántos años
me casaré yo?
Al uno,
a los dos,
a los tres,
a los cuatro,
a los cinco,
a los seis,
a los siete.
a los ocho,
a los nueve,
a los diez…
a los cincuenta…, o:
Enero, febrero, marzo, abril y mayo
son los cinco meses primeros del año.
Estos
juegos tradicionales, traídos de España y de otros lugares por los inmigrantes, y con frecuencia
adaptados o modificados por nosotros ─por lo que se encuentran múltiples
versiones por doquier─ representan en su parte oral, el primer encuentro
del niño con la literatura. Así, cuando ingresa a la escuela lleva una buena mochila cargada de canciones, poesías, dramas,
retahílas, adivinanzas…
Benditos
los patios que han permitido el desarrollo de las inteligencias múltiples, muchísimo antes de que fueran presentadas por
Howard Gardner.
Las inteligencias intrapersonal e interpersonal, porque se juegan en grupo, en los
cuales se enfrentan y resuelven muchos conflictos surgidos en la propia
dinámica y lo que permite que el niño
que interiorice la experiencia. La corporal
y la espacial porque el cuerpo se convierte en un espacio coloquial por
el que transitan todas las experiencias vividas, y al que hay que destinar un
entorno físico específico, la musical,
porque el juego exige ciertos
movimientos rítmicos; la matemática porque hay juegos que suman,
restan, dividen y multiplican, la musical, porque, lógicamente se canta, se toca y se baila, y la lingüística,
porque en el lenguaje está cimentada, y está considerada la más importante de
todas las inteligencias.
Leer
este libro ha sido recorrer un camino de gratísimos recuerdos, con El baile de la caraqueña, Tengo una muñeca vestida de azul, al que
también se engarzaban otros propios de mi niñez como Piripipí yo tengo un novio…, o El
hijo del conde, caramba me mandó un papel, que si yo quería, caramba, casarme
con él…, para deslizarme luego en la versión campesina del tobogán que era
un delicioso yaguacil, testigo de la rotura de muchos pantalones, faldas y hasta piernas y caderas, que muchas
veces ocasionaban la ruptura de la armonía con los padres y parientes.
Pero
esta experiencia no podía ser perfecta, al finalizar me encontré con la dura
realidad de que los patios, al decir de
Cortez, se han marchado ¡acusados de ociosos!,
me produce el dolor de que los niños no puedan más disfrutar del desarrollo de
su creatividad innata, mediante la cual un simple palo se transformaba en un
vigoroso caballo, unas malezas en espaguetis, o un simple higüero en un hermoso
perro o en un gracioso lechón. En contraste, han recibido juguetes que por muy
sofisticados que parezcan, tienen limitadas sus funciones, lo que ocasiona el
constante aburrimiento. Naturalmente, sin soslayar el tremendo beneficio que
les ofrece la tecnología.
Pero
Margarita y yo, así como todos los que
disfrutamos de esa infancia maravillosa colmada de posibilidades, sabemos que
en los más profundo de nuestros seres, desde un rincón de nuestra
subconsciencia, siempre retumbará la voz del niño interno que todos llevamos adentro
y, que cuando menos lo esperemos, nos sorprenderá con un “Pisá colá”.
Muchas
gracias y buenas tardes.
Brunilda A. Contreras N.
30 de abril de 2014, XVII Feria Internacional del Libro 2014
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