miércoles, 1 de julio de 2020
viernes, 28 de abril de 2017
PALABRAS DE AGRADECIMIENTO POR LA DEDICATORIA DEL DÍA, DURANTE LA 20 FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO 2017
A Walt Disney se le atribuye haber dicho que hay que tener mucho cuidado con lo que se desea porque puede hacerse realidad. Afortunadamente no he tenido cuidado alguno con mis sueños, porque hace ya muchos años, mientras mis tiernos pies amasaban el lodo, mi cabeza se elevaba en procura de las estrellas. Y los resultados han sido maravillosos. Guiada por las sabias enseñanzas de mis abuelos paternos y de mi inolvidable tía Meicé, pude penetrar desde muy chica en ese universo que muchos denominan ´El Reino de la Fantasía`, de donde proceden las historias que cuento.
A falta de libros físicos, esos seres amados, que llevaban el saco del intelecto vacío, pero llenas las árganas del corazón —donde tiene residencia la sabiduría— me alfabetizaron con el amplio libro de la naturaleza. Con este comencé a tener contacto con los cuatro elementos que constituyen todo lo que existe en la tierra —incluyéndonos a nosotros mismos— y, sobre todo, con los mágicos seres que los pueblan.En ese mundo mágico en que he vivido he sido acompañada por duendes que me han ayudado a tejer una inmensa cantidad de sueños, y por hadas que con su mágica varita han contribuido a hacerlos visibles en este plano de las formas. Ellos me ofrecen con mucha frecuencia sorpresas tan agradables, como la dedicatoria de este día. Pero también he de confesar que me han salido al paso lobos y brujas que han intentado —y a veces conseguido— obstruir por momentos el camino de mis sueños. Y entonces, con perseverancia y, sobre todo, con mucha fe, he logrado entender que esas estrafalarias apariciones no son más que proyecciones de mis más íntimos temores.
Con frecuencia recuerdo a nuestra muy querida y siempre presente Aída Bonnelly de Díaz, quien en una ocasión me manifestó que lo mejor de los años dorados —por los que ahora transita la expresión externa de mi existencia— es que uno se torna más sincero. Y en ese sentido, puedo afirmar que nunca he sabido cuál es la línea divisoria entre la fantasía y lo que la gente denomina `realidad`. Porque entiendo que ambas son realidades en su propio estado de manifestación, y que lo que la gente llama `realidad` no es más que la expresión sutil de ese otro mundo que es intangible solo para los sentidos comunes. Ese mundo que es nuestro por herencia, por aquello de sabernos divinos por origen y humanos por manifestación. Me concibo integrada por esencia y sustancia, sustancia y esencia que se transmutan la una en la otra, en atención a las necesidades del momento.
Esa concepción me llevó desde muy pequeña a crear matrices con mi mente que, sustentadas por mis sentimientos, hoy se expresan en esta realidad tridimensional. Mientras jugaba en el cafetal de mi casa, transformaba los cafetos en entrañables amigos, me interesaba en su procedencia, sus sueños, sus aspiraciones… Y hoy, la vida me los ha traído a todos como miembros de mis dos grandes y amorosas familias: la biológica y la espiritual: cual de las dos más valiosa para mi existencia.
Por eso, me chirrían las voces que aseguran que los verdaderos amigos son muy buenos, pero pocos. Pues los míos son muchos, y muy buenos. Tanto, que cada vez que algún nubarrón amenaza con empañar mi alegría, ellos acuden de inmediato para ungirme con el ungüento sagrado de la solidaridad. Y entonces, con mucha frecuencia tengo que colocarme imaginariamente el manto de silencio y humildad para preservarme del pernicioso efecto del orgullo que pudiera llegar a hacerme creer que merezco todo lo que me ofrecen.
Les reitero mi profunda gratitud por su presencia en esta significativa mañana. Y al Ministerio de Cultura por el honor que me ha concedido. Y pueden tener la certeza de que seguiré soñando, creando maquetas con el material que extraigo del Reino de la Fantasía que, sin lugar a dudas, serán transformadas por mis amigos los duendes y las hadas en realidades de este plano que se exhibirán ante la vista de quienes deseen contemplarlas.
Muchas gracias, y feliz resto del día.
Brunilda Contreras Núñez
Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2017
jueves, 27 de abril de 2017
FILSD 2017 rinde homenaje a la escritora Brunilda Contreras
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El acto fue encabezado por Ruth Herrera, directora de la FILSD 2017, quien dirigió unas breves palabras a la escritora: “Nos sentimos muy contentos de tener en nuestra lista de autores homenajeados, con la dedicatoria de calle, a Brunilda Contreras, quien es una mujer trabajadora incansable, tiene una imaginación para trabajar la literatura en el ámbito infantil”.
De su lado, la escritora Brunilda Contreras agradeció a las autoridades del Ministerio de Cultura por el reconocimiento y el apoyo de sus familiares.
“Estoy muy agradecida. Realmente, lo que yo puedo hacer con mi trabajo es colocarlo en un nivel de dignidad que sea presentable, pero cuando autoridades hacen un reconocimiento entonces es como si fuera una evolución del trabajo, es un estímulo”, expresó la autora.
“Hace muchos años, mientras mis tiernos pies amasaban el lodo, mi cabeza se elevaba en procura de las estrellas, y los resultados han sido más que maravillosos. Gracias a las sabias enseñanzas de mis abuelos paternos, pude penetrar en ese universo que muchos denominan como el reino de las fantasías, de donde proceden las historias que cuento”, agregó la escritora.
En presencia de sus nueve hermanos, y demás familiares, amigos, estudiantes y allegados, se dio lectura a la semblanza de Brunilda Contreras, en la voz de la estudiante del taller literario Jatnna Rodríguez.
También, hicieron acto de presencia Valentín Amaro, miembro del consejo ejecutivo de la Feria Internacional del Libro; Teófilo Terrero, coordinador de las Dedicatorias de Calles y Rafael Peralta, escritor.
Anteriormente, fueron reconocidos con las dedicatorias de calles los escritores Myrna Guerrero, Pedro Conde Sturla, Rafael González y Sabrina Román.
La Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2017 está dedicada al escritor René del Risco Bermúdez y tiene como País Invitado de Honor a la República de Paraguay.
Perfil
Brunilda Contreras Núñez, es maestra, comunicadora social y operadora en Programación Neurolingüística. Ha publicado diez obras que cuentan con varias ediciones.
Con su novela Esperanza obtuvo el Premio Anual de Literatura Infantil y Juvenil Aurora Tavárez Belliard en 2010, otorgado por el Ministerio de Cultura. En 1999, la Casa de la Obra Pía del Museo de La Habana le otorgó el premio Misael Valentino por su libro Mi vaca de retahílas.
Además, obtuvo mención de honor en el Segundo Concurso de Mini relatos del Ministerio de Cultura, con su texto “Machismo”. Su obra El mal del juicio quedó finalista en un concurso de El Barco de Vapor de Ediciones SM.
Tiene una especialidad en Promoción de la Lectura y Literatura Infantil, por la Universidad de Castilla-La Mancha, España. Imparte cursos de creatividad literaria para niños y adultos, y ha laborado en publicidad y en producción de televisión. ROBERTO CAVADA 26 de abril del 2017
Santo Domingo. –
miércoles, 14 de mayo de 2014
PRESENTACIÓN LIBRO MARGARITA LUCIANO El patio encantado por Brunilda A. Contreras N.
PRESENTACIÓN LIBRO MARGARITA
El patio
encantado
Es
primavera, y en primavera retoñan las
flores y la brisa fresca lo acaricia todo. También reverdecen en la conciencia de los adultos aquellos recuerdos de una
niñez forjada sobre los cimientos de lúdicas experiencias, matizadas por
cuentos, cantinelas, representaciones y, sobre todo, muchos juegos que
pervivirán por siempre.
Y
en esta primavera de 2014 ha surgido una hermosa novela, en el siempre
florecido jardín de mi buena amiga
Margarita Luciano. Lleva el más
sugerente de todos los títulos: El patio
encantado, cuya lectura ha despertado en mí, además de los recuerdos de la
infancia, las letras de una canción de Alberto
Cortez, que dice:
En el patio hace mucho se gozaba la infancia
con un aire a domingo, con un aire de fiesta
niñerías y juegos de poquita importancia
estrenaban la vida bajo el sol de la siesta.
Porque
no hay mejor lugar para estimular la creatividad infantil ─y su hermana gemela, la imaginación─ que un patio grande, donde con la
cómplice custodia de una tía Dilia, se puedan echar a andar estas dos fuerzas
poderosas. El patio es el lugar de
convergencia de muchos géneros
literarios, disfrazados de ingenuos, inocentes y divertidos juegos.
Pero
en la edad de los juegos, lo más importante es la posibilidad de que los
infantes disfruten, se ejerciten, liberen endorfinas, que son las llamadas hormonas
de la felicidad, aprendan a compartir, a respetar a los demás, y sobre
todo, a resolver conflictos entre ellos,
ejercicio que los conducirá al establecimiento de correctas relaciones con los
demás, porque, continúa diciéndonos Alberto Cortez:
Los rincones del patio eran la fantasía
nos prestaban paisajes y lugares remotos
y nos daban refugios donde siempre vivían
los eternos juguetes manoseados y rotos.
Estos
juegos, hábilmente recreados por Margarita, permiten que los niños ejerciten los órganos que
intervienen en la expresión lingüística porque todos ellos exigen una buena dicción:
Montado en su
caballito
sin bridas y
sin estribo
va un jinete
soñando
en recorrer los
caminos.
Arre que
te arre
taca, tacatá
dice el
jinetito
con voz musical.
Los
juegos infantiles permiten por encima de todo que se cumpla la función básica
de la literatura, que es la diversión, en
este caso en su versión oral, mediante composiciones cuyo recurso básico en algunos tipos es el sin
sentido:
Ambos a dos
matarile rile rile
Ambos a dos
matarile, rile ron, o:
El baile de la
caraqueña
es un baile muy
disimulado
que poniendo la
rodilla en el suelo
todo el mundo
se queda admirado…
Y quizás una de las mayores bondades de estos
juegos es precisamente el poder de enseñar
sin caer en el llamado utilitarismo, ─que consiste en usar la literatura
para fines que no le son propios─ ni en el
didactismo forzado. Esto es así porque, teniendo como marco la rima y el ritmo,
propios del ámbito del hemisferio cerebral derecho, los infantes aprenden, a contar y a memorizar a temprana edad:
Uva, pera,
manzana y arroz
¿a los cuántos años
me casaré yo?
Al uno,
a los dos,
a los tres,
a los cuatro,
a los cinco,
a los seis,
a los siete.
a los ocho,
a los nueve,
a los diez…
a los cincuenta…, o:
Enero, febrero, marzo, abril y mayo
son los cinco meses primeros del año.
Estos
juegos tradicionales, traídos de España y de otros lugares por los inmigrantes, y con frecuencia
adaptados o modificados por nosotros ─por lo que se encuentran múltiples
versiones por doquier─ representan en su parte oral, el primer encuentro
del niño con la literatura. Así, cuando ingresa a la escuela lleva una buena mochila cargada de canciones, poesías, dramas,
retahílas, adivinanzas…
Benditos
los patios que han permitido el desarrollo de las inteligencias múltiples, muchísimo antes de que fueran presentadas por
Howard Gardner.
Las inteligencias intrapersonal e interpersonal, porque se juegan en grupo, en los
cuales se enfrentan y resuelven muchos conflictos surgidos en la propia
dinámica y lo que permite que el niño
que interiorice la experiencia. La corporal
y la espacial porque el cuerpo se convierte en un espacio coloquial por
el que transitan todas las experiencias vividas, y al que hay que destinar un
entorno físico específico, la musical,
porque el juego exige ciertos
movimientos rítmicos; la matemática porque hay juegos que suman,
restan, dividen y multiplican, la musical, porque, lógicamente se canta, se toca y se baila, y la lingüística,
porque en el lenguaje está cimentada, y está considerada la más importante de
todas las inteligencias.
Leer
este libro ha sido recorrer un camino de gratísimos recuerdos, con El baile de la caraqueña, Tengo una muñeca vestida de azul, al que
también se engarzaban otros propios de mi niñez como Piripipí yo tengo un novio…, o El
hijo del conde, caramba me mandó un papel, que si yo quería, caramba, casarme
con él…, para deslizarme luego en la versión campesina del tobogán que era
un delicioso yaguacil, testigo de la rotura de muchos pantalones, faldas y hasta piernas y caderas, que muchas
veces ocasionaban la ruptura de la armonía con los padres y parientes.
Pero
esta experiencia no podía ser perfecta, al finalizar me encontré con la dura
realidad de que los patios, al decir de
Cortez, se han marchado ¡acusados de ociosos!,
me produce el dolor de que los niños no puedan más disfrutar del desarrollo de
su creatividad innata, mediante la cual un simple palo se transformaba en un
vigoroso caballo, unas malezas en espaguetis, o un simple higüero en un hermoso
perro o en un gracioso lechón. En contraste, han recibido juguetes que por muy
sofisticados que parezcan, tienen limitadas sus funciones, lo que ocasiona el
constante aburrimiento. Naturalmente, sin soslayar el tremendo beneficio que
les ofrece la tecnología.
Pero
Margarita y yo, así como todos los que
disfrutamos de esa infancia maravillosa colmada de posibilidades, sabemos que
en los más profundo de nuestros seres, desde un rincón de nuestra
subconsciencia, siempre retumbará la voz del niño interno que todos llevamos adentro
y, que cuando menos lo esperemos, nos sorprenderá con un “Pisá colá”.
Muchas
gracias y buenas tardes.
Brunilda A. Contreras N.
30 de abril de 2014, XVII Feria Internacional del Libro 2014
LA ESPERANZA de Brunilda Contreras, presentación a la obra escrita por Lucía Amelia Cabral
Podría
empezar diciendo que Brunilda es una artesana singular, trabajadora de un
quehacer plural en el arte de la literatura para niños y jóvenes. ¡Qué andar
risueño el suyo! ¡De cuentos a adivinanzas, de colmos a retahílas, de versos
a novelas… y más! Sin dudas, es ella dueña de la palabra.
Brunilda
Contreras es un ser especial. No es una
adivinanza, aunque haya publicado dos deliciosos libros de acertijos. No es una retahíla, porque en ella no cabe,
como en su Vaca de retahílas, el espacio para repetirse. Tampoco es cuento ni novela, porque nada de
su intrínseco ser es ficción. Desprovista de dudas y vacilaciones, sin flojera
en la cabeza ni en los pies, Brunilda es una escritora de fuste, con remarcable
donaire para la literatura para niños. De desbordada entrega y lirismo
auténtico, es puntillosa hasta el colmo. Su obra es como su vida, inspirada de
verdades. Existe para descubrir,
construir y compartir. Cree y lo declara.
Cree en lo importante, lo que hace trascender. En el espíritu, en la claridad. Cree en los retos, en la solidaridad. En lo que se ve y no se ve. En lo que pasó y lo que viene después.
Decía
que Brunilda es propietaria de la palabra. Una a una las enlaza, en la víspera
misma de desenrollarlas con verdadero gozo.
Entonces devela las profundidades de su pensamiento y la templanza de su
alma tranquila, como el agua limpia del arroyo que, sin desvarío, a la orilla
del verde, traza el territorio de su destino.
Esta
tarde de domingo quiero primero referirme a su última publicación, la número
diez, que tiene como rojo, sugerente y
contundente título La madre de los tomates. Qué inventario simpático,
lleno de chispa, vibrante, inteligente, este libro de colmos de Brunilda.
Doscientos ochenta y cuatro colmos de buena tinta y pasta tierna para escoger
el que nos guste, gozarlo, repetirlo, compartirlo, para instalarlo en nuestra
memoria cognoscitiva, como divertida suma de razón y deleite.
No
puedo substraerme a la provocación de su vocación comunicativa y para ustedes
recojo algunos de los colmos de los colmos de Brunilda. Como el colmo de la letra F que es, saben
qué, estar fofa y de un limón, quejarse de acidez. De un cultivador de caña, que le baje el
azúcar, de un pez, sufrir de ahogos y de una cabeza de ajo, morir de
migrañas. De una mesa, pararse en dos
patas, y de una casa, no tener ni dos dedos de frente. De un electricista, que se le crucen los
cables, y no hacer química con la gente, el peor de los colmos del
farmacéutico. Y claro, de un mecánico, dice Brunilda que es tener un tornillo
flojo, en tanto que de un martillo, es no dar en el clavo. Del pescador, pescar un resfriado, y del director
de un zoológico, no aceptar animaladas, y de un zoológico, ¡exhibir un elefante
blanco! El colmo de un gato americano,
comerse un mouse y de la televisión, ser solo pantalla. De un músico, sacar
malas notas, de un cineasta, rodar por el suelo y de un gigante, ¡no pensar en
grande! De un abanico, ¡qué colmo!, tener aires de superioridad, pero de un
cero, con baja autoestima, el colmo siempre será querer colocarse a la
izquierda. Como anota Rafael Peralta Romero de La madre de los tomates, con provecho
humorístico y sentido filosófico, Brunilda recrea la realidad para devolverla
en forma de obra literaria.
Las escritoras Brunilda Contreras y Lucía Amelia Cabral. |
Ciertamente
de norte a sur, y de izquierda a derecha, Brunilda está hecha de palabras,
intimismo de hechos y sueños, donde la coherencia es eje, el trabajo, mandato y
la espera pusilánime, inadmisible.
Epifanías las suyas de celebración de la vida, sin aspaviento de
solemnidades. De su sensibilidad y aciertos en el quehacer literario, ha dicho
el autor cubano Enrique Pérez Díaz, cito: Cuando sus palabras se encaminan
hacia el mundo de lo oculto, aquello que se desdibuja entre los velos de la
incredulidad de los hombres, en la eterna lucha entre lo pragmático y lo
mundano pugnando por dominar lo autentico y esencial, a veces invisible a los ojos,
es que Brunilda se nos revela en sus mejores y más trascendentes dotes de
artífice de la narración.
Esperanza
es su penúltimo titulo. Mereció, a unanimidad del jurado, el Premio Nacional de
Literatura Aurora Tavárez Belliard 2010. Esperanza es una obra poderosa,
virtuosa, como su nombre mismo. Obra
escrita con oficio, para el público juvenil y más allá de los años
adolescentes, valiosa, pulcramente desarrollada. La fuerza de la narradora,
archiculta de tradiciones dominicanas, articula una novela de aliento
sostenido, de impecable entretejido, avalado por la autenticidad de la voz de
la autora que, aun sin proponérselo, inventaría certezas y precisiones que se
pierden en el desamor por nuestras costumbres.
Con
lucidez y sin abismos, Brunilda Contreras hace de Esperanza una novela
especial. Su construcción esmerada,
domiciliada en la realidad dolorosa, sacude los sentimientos. Pero la autora hace lo que sabe hacer muy
bien, se vale de la palabra y del amor para reivindicar la tragedia y
triunfante logra rescatar al lector de la oscuridad de la incertidumbre. Eso es, habilidad narrativa, una inmancable
buena energía y su cosmovisión que potencia la transparencia, le permiten
abordar realidades de la problemática social de nuestros pueblos. Entonces ocurre que temas escabrosos, como la
muerte, el drama de la emigración, la paternidad irresponsable, el flagelo del
VIH, ella los trata sin complejidad, sin durezas, sin escapismo ni
crueldad. No los deja en la sombra, en
el abandono del dolor sino que trilla el camino que inspira y redime. El lenguaje sugestivo y la espiritualidad
tangible se hermanan en el estilo propio, legítimo y técnicamente depurado de
una escritora de vuelos, éxitos y entrega.
Dicho
está, enfocada, clara, honesta, mi amiga Brunilda ha construido una vida de
puertas abiertas a la verdad, a la bondad.
Se espiga, se empeña y logra representar la realidad para iluminarla,
para hacer trascender el imaginario humano. Es justo el caso esta tarde que nos
reúne y espabila la admiración por ella: su historia de Miguel. Se trata de una obra conmovedora, arraigada
en las honduras de la inocencia de un niño de ocho años y su reclamo del cariño
maternal ya aposentado en la eternidad.
Claro
que no bastan cajuiles rojos y amarillos, trompos y chichiguas, la seguridad de
la abuela y el tío Luis, ni tampoco la ternura inapagable de la tía Martina
para entender las cosas y ser feliz.
Falta la dulce vigilia del sentimiento de Brunilda, para Miguel no
llorar, para Miguel volver a sonreír. En
ese tránsito su historia me apuntaló varias cosas importantes.
Por
ejemplo, que es sabroso enchumbar el pan en chocolate de agua. Que los humanos, como los pájaros, al perder
su alegría dejan de cantar. Que las
lágrimas ayudan a vaciar el dolor y en el hueco que queda se aposenta el
sueño. Que para llegar al mundo de los
sueños se sube una cuestecita, entre dormido y despierto. Y que justo en ese momento y espacio, las
barreras de la materia desaparecen.
¡Y
sucede! Se borran las ausencias, y no
obstante la distancia, no existe la lejanía.
El corazón palpita con emoción, la luz permite ver y la paz permite
querer. Como confiesa Brunilda en su dedicatoria al sobrino amado, el poder
sostenedor de la Esperanza es una realidad.
Mueve al hombre y al universo, por los anales del amor, ayer, hoy y
siempre.
Lucia Amelia Cabral
miércoles, 18 de septiembre de 2013
Palabras en presentación de AGUA DE SAL de Leibi Ng
A consolar he sido convocada, mas no con ese propósito he acudido, pues jamás de consuelo puede hablarse, cuando
del nacimiento de un libro se trata. He
venido, sí, con el corazón rebosante de un
regocijo, de una alegría y de un
gozo pocas veces sentidos, a compartir con Leibi y nuestros
amigos, esta hermosísima ocasión, que nos permite expresarle, a esta promotora del entusiasmo
por la literatura, nuestro reconocimiento por su estímulo permanente. Ese que
nos ha mantenido unidos, si no físicamente, mediante los mágicos y muchas veces
incomprensibles canales del alma, aún cuando la vida puso mar entre nosotros por diez largos años.
Pero la vida nos la devolvió y entonces la encontramos jugando con el
cíclope ratón y su amigo el bufón, y creando hermosísimos poemas en el jardín.
Aquí la tenemos siempre con las pilas puestas, dispuesta a extender los bordes del reino de nuestra literatura, entre estrellas, conchas, pulpos, delfines,
ballenas tiernos tiburones, algas y sargazos, y una riada inmensa de espumas,
olas, corales y esponjas, peces de colores, fosas submarinas, sobre la más
bella de todas las arenas: el mundo
mágico de la imaginación creadora.
Pero si es preciso llorar, conmovidos por el amor que nos convoca
al nacimiento de esta obra, y por la sinergia que se genera cada vez que los
que compartimos el amor por las letras nos juntamos, junto con Leibi, en vez de ofrecerle algún consuelo, dispuestos estaremos a crear, de fantasía,
mares inmensos.
Brunilda A. Contreras N.
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